Joel 2:25-26 “Dios habrá de devolvernos todo lo que perdimos estos años por culpa de los saltamontes que él mandó contra nosotros. Tendremos mucha comida, y alabaremos a nuestro Dios por todas las grandes maravillas que ha hecho en favor nuestro”.
Generalmente el ser humano suele culpar a Dios de todas sus desgracias y de todo lo malo que en el mundo pasa, sin reconocer que los mismos, son consecuencia de nuestros actos.
Quien escoge la puerta ancha que representa el camino fácil, donde cada uno vive su vida a su manera sin tener en cuenta a Dios, lo más seguro es que la destrucción será su destino, fruto de su propia elección no de la injusticia de Dios.
Mientras que quien transita por la puerta angosta que es una vida de sujeción al señor y a su palabra lo más seguro es que experimente la bendición de Dios en todas las áreas de su vida.
Hubo un tiempo en el que el pueblo de Israel tomó el camino fácil, la puerta ancha y sus decisiones desacertadas lo condujeron al caos y a la destrucción total, no solo la de ellos mismos sino también la de sus generaciones.
Ellos aprendieron en carne propia que toda acción produce una reacción y que toda mala decisión también trae consigo sus consecuencias.
Por causa de su pecado, vino la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta y acabaron con todos sus cultivos, con todo lo que tenían, esto produjo una gran necesidad en el pueblo, había hambre, escasez, miseria.
No tenían que comer, no había como pagar a los acreedores, el enemigo no solo les arrebató sus posesiones y bienes materiales sino sus sueños, su alegría, su paz.
Sin embargo, Dios en su infinita misericordia les dice: “No todo está perdido, es posible salir de esa condición en la que se encuentran, es posible volver a recuperarlo todo”.
Miremos Joel 2:12-13 “Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. 13 Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo”.
Dios se comprometía a devolverles todo lo que el enemigo les había quitado, pero para eso ellos deberían arrepentirse de corazón, volverse de sus malos caminos y convertirse no a una religión sino a Dios. Muchos quieren bendición de Dios, pero no quieren dejar de hacer lo malo, así no funciona.
Si ustedes se arrepienten de su mal camino: “Yo les devolveré todo lo que les arrebato el enemigo”….Yo no sé lo que todos estos años el enemigo te arrebató, lo único que sé es que Dios quiere que todo lo que un día fue tuyo regrese de nuevo a ti, pero la decisión está en tus manos.
“Todo lo que estos años el enemigo te logró arrebatar, Dios hará que de nuevo lo vuelvas a recuperar”.
“Seguir nuestros malos caminos inevitablemente nos conducirá a la devastación, pero si hoy damos un giro de 180 grados el señor promete que vendrá la “restitución” Tú decides!!! Dios tiene abundante comida para usted y usted se gozará de todas las maravillas que Dios quiere hacer en su vida.
Humberto Cancio.