Isaías 40:29-31 “El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. 30 Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; 31 pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”.
Me reconforta en gran manera saber que nuestro buen Dios no es ajeno a la condición de debilidad del ser humano, él sabe que nuestras fuerzas son limitadas y que hay momentos en los que ya no tenemos más aliento para continuar, es por eso que nos recuerda que él es el que da fuerzas al cansado y multiplica las fuerzas al que no tiene ninguna.
Pero además se refiere a dos etapas en la vida del creyente, una cuando es Joven espiritualmente hablando y otra cuando ya ha madurado. En la primera etapa el joven se caracteriza por su ímpetu, por su fuerza, usted ve a un niño que desde que se levanta corre por todos lados y nada lo detiene.
Así somos todos cuando comenzamos los caminos del señor, tenemos ese fuego, ese ímpetu, ese deseo de querer hacerlo todo, conquistarlo todo, soñarlo todo, creerlo todo, pero dice la palabra que al final se fatigan, se cansan, flaquean y caen. ¿La razón?, lo hicieron en sus propias fuerzas, que son limitadas.
Mas dice la palabra que los que esperan en Jehová, o sea aquellos que maduraron espiritualmente, dependen total y absolutamente de Él, son personas que ya no se mueven por sus emociones, sino que son guiados por Dios, solo esos dicen el señor, tendrán nuevas fuerzas, levantaran alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán, y no se fatigarán.
Es mucha la gente que comienza con ímpetu, pero se cansan y quedan postrados a mitad de camino, por no haber aprendido a descansar en Dios. ¿Cómo lo hago? Entendiendo que nosotros hacemos lo posible, pero lo imposible lo hace Dios, no trates de hacer lo imposible porque de seguro vas a terminar cansado.
Tú no puedes cambiar a tu cónyuge, o a tus hijos y mucho menos los designios de Dios, hay cosas que solo Dios puede hacer, tú no puedes abrir el mar rojo para pasar al otro lado, es Dios el que lo abre, hasta que no entendamos esta verdad difícilmente aprenderemos a descansar en Dios.
Ni los muchachos, ni los jóvenes, sino los que maduran espiritualmente levantarán alas como las águilas, a estas personas las dificultades jamás los van a alcanzar porque ellos siempre están por encima de sus problemas y circunstancias.
“No es que Dios no responda las oraciones, lo que pasa es que sus respuestas generalmente son distintas a nuestras pretensiones. No, no es el tiempo o tengo algo mucho mejor también son contestaciones, pero a veces las ignoramos por no estar entre nuestras aspiraciones. Hay cosas que tú y yo queremos, pero el único que sabe lo que realmente nos conviene es Dios”.
Humberto Cancio.
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