Job 42:12-13 “Y bendijo Jehová el postrer estado de Job más que el primero; porque tuvo catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas, 13 y tuvo siete hijos y tres hijas”.
Cuando uno se encuentra con este texto a simple vista pareciera que se tratara del final feliz de un cuento de hadas, pero esto no es una fábula, es la vida real, o sea en la vida real también hay historias con final feliz como esta.
Y esto tiene que llenarnos de fe, porque muchas veces pensamos que ese tipo de finales felices solo ocurren en la ciencia ficción y no es cierto.
Si nos vamos a los primeros versos del libro de Job, nos encontramos con que Job era un hombre recto, perfecto, temeroso de Dios y apartado del mal, o sea era un hombre de conducta intachable, nadie se imaginaría que una persona tan recta pudiera pasarle algo malo.
Pero no fue el caso de Job, porque dice la escritura que un solo día, perdió a sus hijos, sus bienes, perdió su salud, porque su piel estaba cubierta de gusanos y su mujer lo único que le quedaba le dijo maldice a tu Dios y muérete.
Job lo había perdido todo, lo único que el enemigo no pudo quitarle fue su confianza en Dios y esta le basto para mantenerse firme hasta el final y recibir la doble recompensa.
Hoy he venido a hablarles a aquellos que al igual que Job también lo han perdido todo, sus bienes, su salud, su reputación, su trabajo, sus hijos, su cónyuge, la paz, incluso hasta la esperanza.
Te digo lo mismo que le hubiera dicho a Job al comienzo de su prueba: Job no te preocupes ya leí como termina tu historia y esto que estas viviendo ahora no es el final, lo mejor está por venir para ti.
Deja de estar pensado que el suicidio es la salida, más bien seca tus lagrimas, ármate de valor y no desmayes porque al final de la prueba Dios te devolverá el doble de lo que tenías y nadie lo podrá evitar.
Deseo en este día, que puedas recuperar la fe que habías perdido, para que sigas creyendo que lo mejor aun está por venir.
Humberto Cancio.
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