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“QUIEN NO SUCUMBE ANTE LA TENTACIÓN, AL FINAL RECIBIRÁ SU COMPENSACIÓN”. Santiago 1:12


Santiago 1:12 “Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman”.


Escuché recientemente a Nairo Quintana un gran ciclista de nuestro país lanzar la siguiente expresión: “Cuando se me acaban las fuerzas, yo pedaleo es con el corazón”.


Y este es un ejemplo que no solo se puede aplicar muy bien en el deporte, los negocios, en lo profesional etc., sino también en la parte espiritual, porque el éxito siempre está precedido, del esfuerzo, del sacrificio, de la entrega, del compromiso.


La vida espiritual es una carrera de largo alcance, que comienza el día que recibimos a Cristo como nuestro señor y salvador y que finaliza el día que partamos de este mundo. Ahora, si para una competencia de 400 metros planos el deportista se tiene que preparar fuertemente, y eso solo para correr unos cuantos segundos. ¿Cuánto más nos tendremos que preparar nosotros espiritualmente para una carrera de toda la vida?


La vida de fe tampoco es una carrera de relevo en la cual yo puedo descargar mi responsabilidad en otro para que llegue a la meta por mí, mi vida espiritual no es responsabilidad del pastor o el líder de la iglesia, ni del sacerdote ni mucho menos del profesor de religión, esta es una responsabilidad intransferible.


Cada cual deberá responder por la manera como enfrenta la carrera de su vida, muchos por no entender este principio corrieron al comienzo pero terminaron abandonando la carrera.


La vida del creyente no es una vida fácil, se requiere esfuerzo, trabajo, disciplina, persistencia, porque es una lucha constante contra la tentación, el hecho de ahora ser creyente no quiere decir que la persona no va a tener las mismas pruebas que tenía antes de entregar su vida a Dios y es que nadie está exento de las tentaciones o las pruebas, hasta el mismo Jesús fue tentado.


Pero el problema no es que seamos tentados, el problema es que no podamos soportar la tentación, SOPORTAR es resistir, mantenerse, aguantar, sobrellevar y muchas veces hasta sufrir si es necesario.


Si pueda que resulte doloroso y que demande de nosotros demasiado esfuerzo y sacrificio, pero el señor promete que a los que RESISTAN la prueba recibirán como recompensa la corona de vida.


Así que no te rindas, soporta lo que tengas que soportar, no desmayes, ni dejes de perseverar, porque la corona de la vida que es la salvación eterna espera por ti. Adelante.


“Dios nunca comienza algo para dejarlo sin terminar, cuando inicia su obra en alguien, nada lo detiene hasta su propósito culminar. Así que no te rindas ante la prueba, ni te detengas en tu andar, porque el que comenzó la buena obra en ti, tarde o temprano la va a perfeccionar. El enemigo es el que no quiere que te vuelvas a levantar, porque conoce la gran recompensa que Dios al final te va a entregar”.


Humberto Cancio.


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