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“NO TEMAS POR LO QUE PUEDA PASAR, PORQUE DIOS POR TU MANO DERECHA SIEMPRE TE VA A SUJETAR”. Is 41:13


Isaías 41:13 “Porque soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo”.


Cada vez que me encuentro con este texto viene a mi memoria la imagen de un niño que sube con su padre a lo más alto de una montaña, pero llega un momento en el que el pequeño se cansa y ya no puede seguir adelante por sí mismo. El niño sin decir una sola palabra tan solo le vasta levantar sus bracitos para que el padre que le acompaña inmediatamente venga en su ayuda.


Eso es lo que el señor nos está recordando a través de esta verdad eterna, que él no solo es nuestro Dios, sino nuestro padre y está atento para ayudarnos en el momento que lo necesitemos.


Sin embargo, encontramos personas que no le piden ayuda a Dios porque argumentan no saber orar, pero pensemos en un niño recién nacido él tampoco sabe orar, simplemente llora y ese alarido a veces hasta estridente y fastidioso es suficiente para que la madre sepa si tiene hambre, hay que cambiar el pañal o le está doliendo algo.


La razón por la que muchas veces Dios no nos ayuda es porque no estamos dispuestos a dejarnos ayudar por Él; para que Dios nos ayude debemos estar dispuestos a dejar que Él nos sujete por nuestra mano derecha.


Hay una gran diferencia entre que sea Dios quien nos sujete y que seamos nosotros los que sujetemos a Dios. El que sujeta a Dios demuestra una dependencia condicionada, es decir nos sometemos a Dios mientras lo consideremos conveniente; pero cuando creamos que no es necesario nos podemos soltar o apartar de sus caminos sin ningún problema.


Más cuando es Dios el que nos toma de la mano es cuando nos rendimos por completo, cuando por fin logramos comprender que sin Él no somos nada, por eso aunque sintamos el deseo apartarnos de sus caminos, jamás lo podríamos lograr; podremos caernos, incluso tropezar, pero jamás quedaremos postrados porque Dios de su mano nunca nos va a soltar.


Todos queremos que Dios nos ayude, pero lo que no queremos es que Él nos sujete por la mano derecha que representa la fuerza. Que Dios nos tome de la mano derecha implica también una rendición total, porque si lo hace ya no iremos hacia donde queremos sino hacia donde Él quiere que vayamos.


Pero para que eso ocurra lo ideal es que nos rindamos ante Dios, reconociendo que en este mundo es imposible sobrevivir sin Él, pidámosle en este día que tome el control total de nuestras vidas, porque sin Él estamos perdidos.


El señor te dice hoy: Hijo, hija, ya no sigas intentando salir adelante en tus propias fuerzas, no sigas tan distante de mi, deja a un lado tu orgullo y todo aquello que te impide confiar plenamente en mi, déjame sujetarte, déjame tomarte por tu mano derecha, yo no solo quiero, sino que también PUEDO AYUDARTE.


“La vida suele traer consigo grandiosas y abundantes bendiciones, pero no podemos ignorar que muy probablemente también venga acompañada de episodios difíciles y desagradables situaciones, pero por nada te angusties, ni aceptes las preocupaciones, porque Dios siempre te estará ayudando para que puedas lograr todo lo que te propones”.


Humberto Cancio.



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