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“NO SEPULTES TU MILAGRO”. Lucas 7:13-15


Lucas 7:13-15 “Al verla, el Señor se compadeció de ella y le dijo: —No llores. 14 Entonces se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron, y Jesús dijo: —Joven, ¡te ordeno que te levantes! 15 El muerto se incorporó y comenzó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre”.


Narra la escritura que Jesús se dirigía a una ciudad llamada Naín, lo seguían sus discípulos y una gran multitud, cuando llegó cerca a la puerta de la ciudad se encontró con un féretro que llevaban al cementerio, se trataba del hijo único de una mujer que era viuda.


El dolor de esta mujer no debía ser cualquier cosa ya que no solo había perdido a su esposo, sino que ahora la muerte le arrebataba a su único hijo quedando completamente sola. Al ver Jesús aquella escena tan desgarradora se compadeció de ella; por eso decide intervenir, hace detener el féretro, lo toca, le ordena al joven que se levante y el que había estado muerto se incorporó y comenzó a hablar.


Todos, dice la escritura empezaron a glorificar a Dios diciendo: “Un gran profeta se ha levantado entre nosotros, Dios ha visitado a su pueblo”, y realmente no era para menos, se trataba de un milagro de resurrección.


La verdad si me tocara colocarle un título a esta enseñanza no dudaría en ponerle: “NO ENTIERRES TU MILAGRO”. Para la acongojada madre, lo que yacía en aquel féretro era un cuerpo sin vida, simples despojos mortales a los que rápidamente se les debía dar cristiana sepultura; pero Jesús no lo estaba mirando como un simple muerto, sino como la materia prima para un milagro de resurrección.


Si los que llevaban el féretro no se hubiesen detenido ante el llamado de Jesús otra hubiese sido la historia de esta mujer. Pero me pregunto: ¿Cuántas veces por no creer que Jesús tiene el poder para volver a la vida lo que está muerto, hemos tomado la decisión de sepultar también nuestro milagro?


Yo no sé si tú al igual que esta mujer, también tomaste la decisión de sepultar tus sueños, esa carrera universitaria, tu matrimonio, la armonía de tu familia, tu relación sentimental de años, tu liberación financiera, ese empleo que te ha sido tan esquivo, tus proyectos, tus ideales; todo porque, aunque intentaste reanimarlos de mil formas siguen sin presentar ninguna mejoría.


Quiero decirles a todos aquellos a los que el enemigo les ha estado aconsejando que lo mejor es sepultar sus sueños, que lo mejor es rendirse, no seguir luchando, que no lo hagan, él sabe que Jesús tiene el poder para hacer un milagro y devolver a la vida aquello que estaba muerto en ti. Debes saber que eso que has estado pensando sepultar, eso a lo que quieres renunciar, eso que consentiste abandonar, Dios no solo lo quiere, sino que lo puede volver a resucitar.


Pero debe comenzar por rodearse de las personas correctas, porque si analiza detenidamente se dará cuenta que ninguno de los que llevaba el féretro le dijo a la viuda de Naín que Jesús podía devolverle la vida a su hijo. No se rodee de personas que le roben la fe, que lo desmotiven, sino de personas que le motiven, que le impulsen a seguir adelante luchando por sus sueños.


Cuídese de esas personas que se acercan a usted vestidos de falsa piedad, haciéndole creer que les importa, que les preocupa lo que le está pasando, pero que en realidad solo están a tu lado para compadecerte y ayudarte a sepultar tu milagro.


Oro a Dios para que esta palabra haya sido revelada a su vida y usted pueda comprender que con su problema debe dirigirse es a Jesús el dador de vida, no al cementerio.


“El que una situación difícil te haya sobrevenido no quiere decir que todo se encuentre perdido. No consientas que en la vida nada tiene sentido, solo porque Dios aun no te ha respondido. Generalmente cuando nuestra historia deja de escribirse, Dios comienza a escribir su propia historia en nosotros. No te angusties, porque lo que te causa dolor hoy, es realmente tu testimonio de mañana”.


Humberto Cancio.

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