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“NO FRACASA QUIEN SE HA CAÍDO, SINO AQUEL QUE NO QUIERE VOLVER A LEVANTARSE”. Lucas 5:1-2


Lucas 5:1-2 “Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. 2 Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes”.


El que Jesús estuviera en aquel lugar debió haber sido un gran acontecimiento razón por la cual había venido gente de todas partes para escuchar la palabra de Dios, pero para estos pescadores la presencia de Jesús en aquel lugar no tenía la misma importancia, porque ellos salieron a sus habituales faenas de pesca como si nada pasara.


Pareciera que estos hombres hacían parte de ese grupo de personas que piensan que ir a la iglesia a escuchar la palabra de Dios es perder el tiempo, razón por la cual nunca se congregan ni tienen comunión con Dios aludiendo que están muy ocupados.


Ojo, se trataba de una visitación sin precedentes en la historia, pero a estos pescadores no les importó; esto es impresionante porque en Jesús estaba el milagro que necesitaban, pero ellos creían que solos lo podían lograr con tan mala suerte que aquel día no atraparon ni un solo pez.


¿No se cuantos en este día, se levantaron también sintiéndose frustrados con el deseo de descender de sus barcas, es decir de rendirse, de bajar los brazos, de darse por vencidos porque sus redes siguen estando vacías, y sus esfuerzos improductivos?.


Afortunadamente Jesús se percata de la situación y se sube a la barca de Simón y desde allí empieza a predicar, o sea estos hombres tuvieron que escuchar la palabra de Dios si o si; cuando Jesús termino de predicar le dijo a Simón: “Boga mar adentro y echa las redes para pescar”, a lo que este responde: “Maestro toda la noche hemos estado trabajando y nada hemos pescado, mas en tu palabra echare la red”.


Dos cosas el señor les dice y también a nosotros: Primero: “Boga mar adentro, es decir esfuérzate más, ve más allá de tus limites, sal de tu zona de confort, porque estar en la orilla es cómodo y seguro, pero en alta mar se requiere depender completamente de Dios.


Y segundo: “Echad vuestras redes para pescar”, en otras palabras vuelve a intentarlo porque esta vez tus redes no saldrán vacías. Pedro se suponía era el experto en pesca, pero obedeció a Jesús y el milagro ocurrió.


Dice la escritura que atraparon tantos peces que tuvieron que pedir ayuda a otros pescadores porque la red se rompía.


Mi oración es que así como estos pescadores recibieron las indicaciones de Jesús, tu también seas obediente a lo que en este día Él te está diciendo y puedas recibir un milagro de sobreabundancia y multiplicación.


“Si la falta de resultados te ha causado frustración, no desistas, ni te llenes de preocupación, mejor inténtalo de nuevo recibiendo de Dios su dirección, y prepárate para recibir un milagro de multiplicación”.


Humberto Cancio.


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