Hola que tal mis amigos que Dios me los bendiga grandemente, hoy comparto con ustedes una verdad eterna que esta en el libro de Números 13:33 “También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos”.
Después de haber superado los 430 años de cautiverio en Egipto y los cuarenta años en el desierto, Israel estaba a muy poco de entrar a la tierra prometida.
Pero aunque Dios ya les había entregado la tierra, necesitaba comprobar si ellos habían aprendido a confiar en Él. Para eso debían hacer primero un reconocimiento del terreno que iban a poseer, no porque Dios no supiera como iban a reaccionar, sino para que ellos se dieran cuenta de su falta de fe.
Dice la escritura que de los 12 espías que envió Moisés a reconocer la tierra 10 vinieron dando un informe negativo y solo 2 hablaron positivamente.
Los que hablaron negativamente murieron en el desierto sin haber entrado a la tierra de las promesas, dejaron que la bendición se les escapara estando ya tan cerca de ella.
Y eso me pone a pensar con respecto a las tantas oportunidades que sencillamente hemos dejado escapar de nuestras manos por esa actitud derrotista. Yo no puedo, no soy capaz, yo no tengo la preparación suficiente etc.
Ellos dijeron: “Nosotros a nuestro parecer éramos como langostas y así le parecíamos a ellos”. Note que nunca tuvieron contacto con sus enemigos, pero el miedo los derrotó sin ni siquiera haber dado la pelea.
Sabe algo: “Lo que nos impide superar una contrariedad no es el alto grado que tenga de complejidad, sino la manera como nos percibimos ante esa dificultad; si ante una prueba te quedas postrado, lo más seguro es que desde esa perspectiva todo lo observes agigantado”.
Recuerda: “SI DE LA BATALLA DESEAS SALIR TRIUNFANTE, DEJA DE CONSIDERAR QUE ERES INSIGNIFICANTE”.
Humberto Cancio.
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