Hebreos 11:8 “Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba”.
Se ha hablado mucho a cerca de la fe, pero hoy quiero enfatizar en un aspecto de la fe que es muy relevante la CERTEZA.
En este texto que estamos compartiendo hoy la escritura no dice que Abraham salió al lugar que había de recibir como herencia, después de haber tenido claro hacia donde se dirigía, No, eso no dice la palabra, lo que afirma categóricamente es que Abraham salió SIN SABER A DONDE IBA, aquí está la gran diferencia.
Dios no le dio a Abraham un plano, no le especificó con lo que se encontraría en el camino, no le mostró como era la tierra que fluía leche y miel, Abraham no necesitó eso, él simplemente le creyó a Dios, eso es fe, certeza de lo que se espera convicción de lo que no se ve, Abraham estaba seguro que Dios no le defraudaría, por eso obedeció sin poner ninguna objeción.
Cuando usted tiene la CERTEZA de algo usted está seguro de eso y no necesita que nadie le dé explicación. Aún no he visto a la primera persona pidiéndole a Dios en oración, que llegue la noche o que amanezca, están son cosas que no se piden porque las damos por hechas, porque estamos convencidos que así será.
Hoy día, el pensamiento de Tomas uno de los discípulos de Jesús se ha introducido en la iglesia, él tuvo que ver para poder creer, pero Jesús le dice: “Bienaventurado el que ha creído sin haber visto”.
Tal vez estas diciendo: Pero es que yo no veo la bendición por ningún lado, pero es que no tienes que verla, solo tienes que creerlo. No es necesario verlo es en el mundo físico, es suficiente con creerlo en el mundo de la fe. Por ejemplo, yo no lo estoy viendo a usted, pero lo que me motiva a compartir este mensaje es que tengo la certeza que usted lo vera y es lo que está haciendo en este preciso momento.
De nada sirve decir que creo en Dios sino no confío en lo que él puede hacer. Así que en este día comencemos a poner en practica este principio y tengamos la certeza, aunque no lo estemos viendo con nuestros ojos físicos, que eso que le hemos estado pidiendo a Dios él ya nos lo ha concedido.
“Una persona que confía se deja dirigir totalmente y sin reservas, por aquel en quien ha creído. Confiar en Dios es reconocer que su sabiduría y sus juicios son superiores a los nuestros, es entender que Él no solo conoce el camino, sino que el mismo es el camino. Quien dice que cree en Dios, pero nunca le pide orientación, puede terminar extraviado por falta de dirección”.
Humberto Cancio.
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