Romanos 8:18 “Porque tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente, no son nada comparadas con la gloria postrera que en vosotros ha de manifestarse”.
Esta verdad eterna que acabo de compartir, no niega la realidad de las aflicciones que como creyentes permanentemente sufrimos.
Y hago énfasis en esto porque se ha filtrado una falsa doctrina en medio del pueblo de Dios que sostiene que cuando uno empieza a caminar con Dios los problemas desaparecen y eso no es bíblico porque el mismo señor Jesús dijo en Juan 16:33 “En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido el mundo”.
El señor no dice es posible o de pronto tengan que pasar por pruebas, sino que lo afirma contundentemente: “En el mundo tendréis aflicciones” o sea es algo inevitable, todos pasamos por momentos difíciles a lo largo de nuestra profesión de fe.
Pero me encanta que el señor mismo nos consuela al decirnos, no se preocupen porque esas aflicciones que tendrán que soportar, no son nada comparadas con la gloria postrera que en vosotros se ha de manifestar.
O sea, eso que tanto te agobia, que te causa dolor y que piensas que es lo peor que pudo haberte pasado no es nada comparado con lo que Dios va a hacer contigo en un futuro próximo. Si Job se hubiese quedado mirando su desgracia jamás hubiera recibido la doble recompensa que Dios al final le tenía reservada. El dolor y el sufrimiento son los que forjan en nosotros el convencimiento.
“Dios no te pone a prueba para destrozarte, sino para saber si eres lo suficientemente fuerte como para no doblegarte. El éxito no consiste en vivir libre de dificultades, sino en tener la capacidad y la determinación de sobreponerse de todas las adversidades”.
Humberto Cancio.
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