Isaías 55:10-11 “Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come,11 así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié”.
Una de las cosas que más erosiona la confianza es precisamente la falta de palabra de quien promete; hoy día nos causa hasta gracia encontrar personas que dicen: “Yo no creo ni en mi propia sombra”, pero esto es más delicado de lo que parece, porque aquí lo que el enemigo ha estado haciendo es atentar contra la FE de las personas, por eso nos hemos vuelto tan desconfiados.
Hoy día en el mundo hay una crisis de Fe, a la gente le cuesta confiar no solo en el otro sino hasta en el mismo Dios porque al asociar las cosas, concluimos que, si la gente no honra su palabra, Dios tampoco la honra convirtiéndolo en un mentiroso y esto no es verdad, porque la biblia dice en Números 23:19 “Dios no es hijo de hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta”.
Eso que quiere decir, que no podemos comparar la inconstancia de la palabra de los hombres, con la firmeza de palabra que ha salido de la boca de Dios, eso es lo que Dios nos está queriendo explicar hoy, por eso para que podamos comprender hace una analogía entre la palabra salida de sus labios y la lluvia y la nieve, que descienden del cielo y no regresan hasta regar la tierra, hacerla germinar y producir, dando semilla al que siembra y pan al que come, es decir la lluvia y la nieve no regresan sin antes cumplir su cometido.
Por eso afirma: “Así será mi palabra que sale de mi boca no volverá a mi vacía hasta hacer lo que yo quiero y ser prosperada en aquello para lo cual la envié”, Dios lo que nos está diciendo es que no lo comparemos con un político en campaña que promete y no cumple, ni mucho menos habla por hablar, cuando Él abre su boca es porque va a actuar y su palabra una vez ha sido desatada, no vuelve atrás hasta cumplir su propósito.
Dios quiere que nuestra fe vuelva a florecer, Él desea que volvamos a creer, a confiar en su palabra, que no dudemos de sus promesas. Sí, es posible que las personas en que más confiabas te hayan traicionado y que ahora te cueste confiar en la gente, pero Dios nada tiene que ver; ahora, si es porque aun Dios no te ha respondido eso no quiere decir que no lo vaya a hacer, Jamás dejes de confiar en sus promesas, porque su palabra no regresa hasta haber cumplido lo que él le ordenó que hiciera.
Hoy quiero hablarles con temor y temblor reverente a todos aquellos a los cuales Dios les dio una palabra hace ya mucho tiempo y que tal vez se cansaron de esperar…Vuelvan a desempolvar esa palabra porque el tiempo de su cumplimiento ha llegado.
“Es muy probable que te hayan prometido cosas que nunca te cumplieron, te traicionaron, te engañaron, o tal vez te mintieron, pero Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él no improvisa, ni nada deja al azar, todo lo que hace tiene un propósito, él no habla por hablar. Así que por nada dejes de confiar, porque lo que Dios hará contigo, nadie lo podrá evitar”.
Humberto Cancio.
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