Marcos 11:24 “Por eso os digo: Creed que ya habéis recibido todo lo que estéis pidiendo en oración, y lo obtendréis”. (DHH)
Muchas personas se nos acercan pidiéndonos oración, porque según ellos al parecer Dios no los escucha, pero no hay nada más alejado de la realidad que eso porque Dios no hace acepción de personas, ni tampoco tiene hijos predilectos.
No es cierto que Dios solo responde oraciones a gente ungida, con grandes ministerios o con dones especiales, Él le responde a cualquier tipo de persona que le busque con fe. Ojo dije fe, hago la aclaración porque muchas veces confundimos FE con ESPERANZA.
Un ejemplo sencillo para poder diferenciar la “fe” de la “Esperanza”: La persona que tiene fe, dice: Creo que Dios me sanó, mientras la que tiene esperanza dice: “Creo que Dios me sanará”. Note que mientras la esperanza cree en lo que Dios puede llegar a hacer, la fe cree que Dios ya lo hizo.
La ESPERANZA no nos ofrece ninguna seguridad de llegar a obtener las cosas que anhelamos porque es un simple anhelo, mientras que la FE es un hecho irrefutable.
Por eso Jesús al tratar de explicar la forma correcta de hacer oraciones efectivas dijo: “Crean que han recibido lo que están pidiendo en oración y lo obtendrán”. Jesús no les dio fórmulas mágicas ni secretos complejos, sencillamente les dijo: “Para obtener lo que piden, solo deben creer (Fe) que ya han recibido aquello que han pedido” y listo.
Para comprenderlo mejor pensemos por un instante en dos personas que entran a un supermercado con la intención de adquirir unos productos de la canasta familiar que necesitan.
Los dos entran al supermercado llevando consigo el dinero con el que pueden comprar todo aquello que necesitan, efectivamente los dos confirman que en aquel lugar hay todo lo que andan buscando, lo ven con sus propios ojos, lo tocan, pero del lugar uno sale con las manos vacías y el otro llevando consigo los artículos que fue a buscar.
Haciendo una analogía del ejemplo anterior en el mundo espiritual ocurre algo parecido. La persona que tiene “esperanza” posee un simple anhelo de recibir algo de parte de Dios y aunque sabe que en el reino espiritual está todo lo que necesita, siempre sale de la oración con las manos vacías; mientras que el que tiene fe no sale de la oración sin asegurarse de haber recibido del padre aquello que fue a buscar.
La fe es como la mano que nos permite tomar las bendiciones de Dios que se encuentran en el reino espiritual. De manera que la próxima vez que vaya a orar por un milagro de sanidad, no se pare de sus rodillas sin antes tener la convicción de que el milagro de sanidad ya es suyo.
Si es un empleo salga de la oración convencido que ya ese empleo le pertenece, recíbalo, créalo, visualícese firmando el contrato y llegando a su primer día de trabajo, manténganse firme en la fe, hasta que logre ver materializado en el reino físico, lo que recibió en el reino espiritual; eso sí, una vez lo tenga no se lo deje arrebatar por la duda y la indecisión. Y así debe ser con todas las áreas de nuestra vida.
Recuerde: “Si el milagro que necesita en el reino espiritual lo logra tomar, en el mundo físico nadie se lo podrá arrebatar”.
“Fe y esperanza son dos conceptos que se tienden a confundir. La esperanza diseña el plano, pero la fe es la que lo ejecuta. La esperanza no ofrece la seguridad de llegar a obtener las cosas que anhelamos, lo que nos da esa seguridad es la fe. La fe habla en tiempo presente, la esperanza en tiempo futuro. Una cosa es creer que Dios te bendecirá y otra muy distinta estar convencido que Él ya te bendijo”.
Humberto Cancio.
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