2 Reyes 20:5 “Vuelve, y di a Ezequías, príncipe de mi pueblo: Así dice Jehová, el Dios de David tu padre: Yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano; al tercer día subirás a la casa de Jehová”.
Una vez una de mis hermanas me llamó angustiada diciéndome que habían llevado a mi padre al médico y que le habían encontrado un cáncer. Lógicamente esta noticia para mí fue muy dura, porque cuando a uno le hablan de cáncer, lo que le están hablando es de muerte.
No es fácil, pero recuerdo que le di unas palabras de aliento a mi hermana para que se tranquilizara, pero yo sabía el peligro que representaba aceptar ese dictamen médico, por eso recuerdo que lo primero que hice fue doblar mis rodillas y clamar a Dios. Y recuerdo que me dio esta palabra que acabo de compartir con ustedes, yo llamo a mi padre y le digo toma esta palabra de parte de Dios, y cuenta que cuando la comenzó a leer él comenzó a llorar, porque entendió que era una palabra de parte de Dios para su vida.
Los médicos le daban poco tiempo de vida, pero él se aferró a esa palabra y el milagro ocurrió, han pasado los años y nuestro padre sigue con nosotros.
La biblia dice que Ezequías había enfermado de muerte y lo que el profeta le dice es arregla tus cosas porque te vas a morir; pero este hombre lo que hizo fue que empezó a orar como nunca antes, a rogarle a Dios con todo su corazón y Dios escuchó su oración y antes que el profeta saliera de su casa, Dios le dice al profeta devuélvete y dile a Ezequías “Yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano”.
Yo no se cuántos aquí tal vez están enfermos, o sencillamente los desahuciaron, bueno esta palabra es para ustedes, Dios ha escuchado sus oraciones y ha visto sus lágrimas y así les dice el señor: “He aquí yo te sano” …Si lo puedes creer dile: Señor gracias por el milagro de sanidad que acabas de hacer en mí. Amen.
La oración es el mayor privilegio que Dios ha podido otorgar a los hombres, a través de ella podemos establecer contacto directo, instantáneo e ilimitado con nuestro creador. La distancia entre un problema y la solución solo puede ser acortada por un muy buen tiempo de oración. Dios puede hacer lo imposible, pero es la oración la que lo hace posible.
“UNA SINCERA ORACIN PUEDE TRANSFORMAR HASTA LA MÁS DIFÍCIL SITUACIÓN, EN LA MÁS GRANDE BENDICIÓN”.
Humberto Cancio.
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