Génesis 45:5 “Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros”.
Miremos el contexto para poder comprender este texto. José hijo de Jacob había sido vendido por sus propios hermanos como esclavo, la intención de ellos era poder deshacerse de él porque lo odiaban a muerte, pero resulta que Dios lo terminó convirtiendo en el hombre más poderoso de toda la tierra después de Faraón.
El hambre que había venido sobre la tierra obligó a sus hermanos a buscar comida en Egipto, sin saber que José el que tanto habían menospreciado ahora era el amo y señor de toda aquella tierra.
Me imagino que cuando José se les da conocer la confrontación fue total, me llama la atención que José no aprovechó aquella oportunidad para cobrarse todo el mal que le habían hecho, sino que dijo: “No se preocupen, todo esto Dios lo permitió para preservarle la vida a ustedes”.
José sabía que todo lo que nos pasa en la vida es con un propósito específico de parte de Dios, aunque muchas veces nos parezca contrario a lo que hemos creído. Soy de los que creo que “existen circunstancias que son necesarias atravesar, para que el propósito de Dios en nuestra vida por fin se pueda concretar”. Así que dale gracias a Dios por tu desierto porque ese es el camino que te lleva a tierra prometida.
“Cada vez que nos vemos enfrentados a circunstancias difíciles de soportar, consideramos que Dios está siendo demasiado injusto en su manera de actuar, pero, aunque son situaciones dolorosas que desearíamos mejor evitar, después de haberlas superado nos damos cuenta que fue lo mejor que nos pudo pasar. Las pruebas no solo nos sacan lágrimas, también nuestro mejor potencial”.
Humberto Cancio.
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