1 Samuel 17:11 “Oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo, se turbaron y tuvieron gran miedo”.
¿Quién era Saúl?, Saúl era el primer rey de Israel que tenía a su cargo uno de los ejércitos más poderosos de toda la tierra, pero toda esa gloria les duró hasta que Goliat se les atravesó en su camino.
Dice la palabra que los soldados huían despavoridos de la línea de batalla. Pero ¿Por qué huían si Goliat nunca los combatió? porque se percataron de su tamaño y escucharon las palabras que una y otra vez les decía: “Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí: 9 Si él pudiere pelear conmigo, y me venciere, nosotros seremos vuestros siervos: y si yo pudiere más que él, y lo venciere, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis”. (1Samuel 17:8-9).
Lo más absurdo de todo es que aun en este tiempo el enemigo sigue usando la misma estrategia y nosotros seguimos cayendo en su trampa, nos muestra el tamaño del problema y habla a nuestro pensamiento.
Le grita todo el tiempo a nuestra mente: “No vas a poder pagar a tus acreedores”. “Tu casa el banco te la va a quitar”. “Tu de esa enfermedad jamás te recuperarás, Eres un fracaso total”.
Goliat representa al temor, el principal enemigo de la conquista. Hay gente que prefiere renunciar a sus sueños por temor a fracasar, el temor a hecho que muchos hombres y mujeres con grandes virtudes terminen escondiendo sus talentos, el temor ha logrado que hasta los más valientes guerreros se terminen rindiendo sin pelear.
David pudo vencer a Goliat porque entendió que al temor no se le vence huyendo sino enfrentándolo y porque sabía que el rey de reyes pelearía por él. Dios también quiere derribar a tus gigantes, pero no lo ha podido hacer porque todo el tiempo evades lo que te produce miedo. Enfrenta a lo que temes y Dios te dará la victoria.
“Si rumbo a la conquista el temor te intenta paralizar, por nada del mundo te detengas ni tomes la decisión de claudicar, mantente firme, aunque por dentro te quieras derrumbar, porque Dios es más grande que tus problemas y de sus brazos nadie te podrá arrebatar. Es mejor intentarlo y fracasar, que fracasar por el resto de la vida porque por miedo un día lo dejaste de intentar”.
Humberto Cancio.
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