Lucas 23:34 “Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes”.
Imaginemos por instante que el que está en ese madero no es Jesús, sino nosotros. ¿Cómo hubiésemos reaccionado frente a toda la injusticia, el escarnio y la humillación de la cual Jesús fue víctima?
Tengamos en cuenta que los que lo crucificaban, eran los mismos que Él había venido a salvar, aquellos a quienes amó hasta la muerte, ahora eran sus verdugos.
Es importante colocarnos en los zapatos de Jesús para poder comprender el peso de sus palabras, Él a pesar de todo lo que vivió no reaccionó con ira, con enojo y mucho menos con deseo de venganza, Él no le pidió al padre que enviara una legión de ángeles para que destruyeran a todos aquellos que le humillaban, él lo que hizo fue demostrar con hechos cuanto los amaba, porque es fácil amar a quien te ama, pero la verdadera virtud del amor es amar a quien no se lo merece.
Jesús frente a todo ese escarnio del que fue víctima solo abrió sus labios para implorar al padre misericordia por ellos. ¿A qué se refería cuando dijo: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen?”.
La respuesta la encontramos en el libro de Efesios en capitulo 6:12 “Porque no tenemos lucha contra carne y sangre, sino contra principados y potestades, contra gobernadores de las tinieblas, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. ¿Quiénes tienen carne y sangre?, nosotros los seres humanos, o sea nuestra lucha no es contra personas, sino contra lo que espiritualmente opera a través de esas personas.
Así que la próxima vez que se sienta tentado a enojarse o pelear hágalo, pero contra los espíritus inmundos que son los que quieren destruir su familia, no odie, ni guarde rencor contra su esposo, ni contra su esposa, ni mucho menos se resienta con sus hijos, porque ellos no tienen la culpa, sino lo que opera en ellos.
Hoy usted ve las noticias y lo que encontramos es que nos estamos matando los unos a los otros y el causante de todo este caos está muerto de risa al ver como nos estamos destruyendo por causa de la intolerancia y de la falta de perdón.
Jesús perdonó porque no estaba viendo a los soldados que lo crucificaban, eso es mirar con los ojos de la lógica, Jesús discernía en su Espíritu como las potestades del infierno se habían levantado en contra de Él y los estaban usando a ellos.
Pero escuchamos personas que dicen yo perdono, pero no olvido, a otros decir yo perdono, pero es que tengo buena memoria, porque según lo que les hicieron fue muy doloroso, traición, engaño, abuso, abandono, humillación etc., pero sin que yo quiera restarle importancia a su padecimiento, puedo asegurarle que nada de lo que a usted le hicieron se puede comparar con lo que Jesús tuvo que padecer en la cruz y si él siendo más grande que nosotros pudo perdonar, ¿porque nosotros no vamos a poder hacerlo?.
Así que hoy, perdona de todo corazón a quien tengas que perdonar y bendice a esa persona y notarás como inmediatamente te liberas de toda amargura y rencor que había encarcelado tu corazón.
“Es paradójico que quien recibe una ofensa desee implacablemente que su ofensor pueda ser condenado, pero si es él quien comete la falta considera injusto que por su víctima no pueda ser perdonado. Quien pide perdón está reconociendo que es imperfecto y que se puede equivocar, pero el que sinceramente perdona pone al descubierto su gran capacidad de amar”.
Humberto Cancio.
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