Efesios 6:4 “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”.
Debo reconocer que traer hijos a este mundo es un verdadero privilegio, pero como todo privilegio, demanda una gran responsabilidad, sobre todo en la crianza porque nadie nos enseñó la manera correcta de hacerlo y en la mayoría de casos tampoco tuvimos los ejemplo o modelos adecuados para imitar en nuestros hogares paternos.
Muchos como yo tuvimos que aprender a punta de cometer errores, todo por desconocer que en el manual de la vida que es la biblia encontramos todo lo necesario para criar de manera correcta a nuestros hijos para no terminar dañando su autoestima.
Creo que el principal error que cometemos es creer que nuestros hijos son de nuestra propiedad y no es cierto porque los hijos son herencia de Dios, no nuestra. ¿Eso qué significa?: Que Dios tarde o temprano nos va a pedir cuentas de lo que como padres hicimos con nuestros hijos.
Creer que nuestros hijos son nuestra propiedad, es lo que muchas veces nos ha llevado a ejercer la autoridad de manera incorrecta.
Cuando el señor nos dice a través de la palabra: “Padres no exasperéis a vuestros hijos para que no se desalienten, esta haciendo referencia a la forma como estamos disciplinando a nuestros hijos.
La disciplina debe impartirse para corregir, moldear y perfeccionar, no para desahogar la ira, controlar a los hijos, ni mucho menos para su voluntad doblegar.
Si Dios nos preguntara: ¿Dónde están tus hijos? ¿Qué le responderías? ¿Están en cárceles, presos de los vicios, esclavos de todo tipo de ataduras espirituales, delinquiendo?, o simplemente se encuentran lejos de los caminos de Dios?
El padre sabio corrige para formar, no para la autoestima de sus hijos destrozar. La disciplina que no se ejerce con inteligencia, se termina convirtiendo en el caldo de cultivo que en la sociedad engendra toda la violencia.
Humberto Cancio.
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