Génesis 2:21 “Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar”.
Es interesante que Dios para poder tomar una de las costillas de Adán de la cual crearía a su mujer, tuvo que hacer dos cosas fundamentales, la primera: Hacer que Adán entrara en sueño profundo y la segunda: Cerrar la carne de donde había extraído la costilla. ¿Pero qué significado tienen estas dos actuaciones de Dios?
Primero el sueño profundo es lo que nosotros conocemos como la etapa del enamoramiento; es un estado en el que las personas parecieran que no ven, no oyen, ni entienden, se sienten alegres y poderosamente atraídas por la otra, unos dicen que es pura química, otros hablan de la conexión entre dos corazones, de almas gemelas y hasta de haber encontrado su media naranja, eso les hace sentir maravillosamente.
Cuando el sueño profundo esta presente en una relación, ese alguien que te atrae te resulta encantador, no te lo puedes sacar de la cabeza, no se quieren separar ni un solo segundo, cuando estan juntos sienten que el tiempo se les pasa volando, se rien de todo, se adivinan el pensamiento y hasta sienten que se comprenden a la perfección.
En ese estado no faltan las mariposas en el estomago, los detalles, las salidas a cine, a pasear, a comer, el deseo de verse bien para su pareja siempre, el convencimiento de haber encontrado al amor de tu vida, la pareja con la que te gustaría conformar una hermosa familia y llegar hasta la vejez juntos.
Pero me llama poderosamente la atención, que el señor cierra el lugar de donde extrajo la costillla, que es el segundo paso: ¿Qué era lo Dios nos quería enseñar con esto? Que en la pareja jamás se deben dejar heridas abiertas, porque cuando estas no se cierran o no se curan adecuadamente pueden terminar infectándose y el dolor que producen es lo que nos hace despertar del sueño profundo y nos sume en una pesadilla terrible.
Cuando los problemas empiezan a aparecer en una relación es necesario solucionarlos inmediatamente y no dejar que se vayan acumulando, esperando que el tiempo sane las heridas como equivocadamente muchas veces pensamos.
La traición, la mentira, el mal trato, los gritos, las contiendas van causando heridas profundas en el corazón. Solemos tratar inmediatamente las heridas en la piel porque son evidentes, pero las heridas del alma como no se ven a simple vista ni se tocan por temor a volver a sangrar, se dejan quietas, pero esto no es sano porque se pueden contaminar.
Cerrar la herida como Dios lo hizo nos habla del perdón, debemos aprender a pasar la ofensa, el no hacerlo te lleva a acumular resentimiento, odio enojo, ira, rabia, que son el detonante que al final explotan acabando con la relación.
“Las expresiones de cariño, las escapadas juntos, y hasta las cenas románticas, frecuentes en el noviazgo son el combustible que mantiene encendida la llama del amor romántico, sin embargo, cuando la conquista se logra consolidar, se comete el error de excluir esas manifestaciones de la relación, haciendo que se extinga por completo del matrimonio el fuego de la pasión. Estar enamorados es mucho más que un sentimiento, debe ser una determinación”.
Humberto Cancio.
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