Isaías 49:14-15 “Pero Sion dijo: Me dejó Jehová, y el Señor se olvidó de mí. 15 ¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti”.
Cada vez que me encuentro con este texto viene a mi memoria el recuerdo de un amigo a quienes todos admiraban por su vida consagrada a la obediencia, la oración y el estudio de la palabra de Dios. Era un hombre de inspiración para muchos por su testimonio, devoción, entrega y compromiso. Durante más de 50 años sirvió fielmente al señor, pero al final de su carrera cristiana, le falló a Dios.
¿Cuál cree usted que fue la actitud de las personas que le conocían y de la iglesia donde se congregaba?; Todos lo juzgaron, lo apartaron de su círculo social, empezaron a decir que era un hipócrita, un mentiroso que fingía santidad, un falso profeta, un infiel etc.; por ese error que cometió automáticamente lo condenaron a la separación eterna.
Y fue entonces cuando pude comprender lo que David un día le dijo al señor: 1 Crónicas 21:13 “Entonces David dijo a Gad: Estoy en grande angustia: ruego que yo caiga en la mano de Jehová; porque sus misericordias son muchas en extremo. Y que no caiga yo en manos de hombres”. David prefirió ser juzgado por Dios, antes que ser juzgado por los hombres, porque ciertamente no hay nada más implacable con el prójimo que nosotros los seres humanos.
Aclaro que no es que esté haciendo apología al pecado, pero encuentro que otra cosa muy distinta fue lo que Jesús predicó: Él enseñó que cuando una oveja se le salía del redil, el dejaba a las 99 solas si era necesario e iba detrás de la que se había descarriado.
Veo además que cuando Pedro negó a Jesús en tres ocasiones él no le pago con la misma moneda, ni después de su resurrección le busco para vengarse, sino para restaurarlo con su amor eterno. El plan de Dios para la vida de Pedro no había cambiado, Jesús no lo excomulgó, lo que sí hizo fue alentarlo para que no se rindiera para que siguiera adelante con su ministerio.
“La gente nos juzga solo porque sus pecados no son tan grandes como los nuestros”, pero Dios no es así, por eso declara en esta verdad eterna: V15 “¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti”.
Qué ejemplo tan contundente coloca el señor, porque no hay nada más fiel, puro y sincero que el amor de una madre; para el mundo usted puede ser la peor escoria de la sociedad, pero para una madre usted jamás dejara de ser su hijo.
Claro que el amor de una madre es inmensamente grande, pero el amor de Dios sigue siendo superior al amor de una madre; no soy quien, para juzgarlas, pero es de conocimiento público que algunas madres después de haber dado a luz botan y hasta regalan a sus propios hijos, por eso el texto afirma: “Aunque ella olvide, yo nunca me olvidare de ti”. Las personas pueden abandonarnos, pero Dios jamás.
La palabra “Nunca” aquí mencionada significa que, bajo ningún pretexto, o circunstancia Dios abandona a sus hijos, siempre estará a nuestro lado en prosperidad o en medio de la adversidad, seamos los más consagrados y obedientes, o los más torpes e inconsistentes porque su naturaleza es ser fiel.
De manera que usted puede estar completamente convencido que el señor nunca se apartará de su lado. Tu cónyuge, hijos, parientes y familiares han podido olvidarte, y hasta los que decían ser tus amigos en tu momento más crítico pudieron abandonarte, pero Dios por nada del mundo dejará de amarte.
Es posible que le hayas negado en momentos de debilidad, pero eso no significa que por eso él también te vaya a negar. Es bueno saber que Dios no evalúa nuestras vidas de acuerdo con nuestra capacidad de mantenernos fieles, sino por la obra redentora de Jesús en la cruz del calvario, la que nos constituye beneficiarios de su gracia infinita y su eterno amor.
¿Sera que cuando Dios nos creó, no sabía que le íbamos a fallar? Pues siempre lo supo y no solo eso, también sabía que aprenderíamos de los errores y que nos volveríamos a levantar.
Hoy debes volver a los brazos del padre, aunque consideres que le has fallado, Él, aunque no lo comparta entiende tus debilidades y quiere librarte de ellas, su misericordia sigue extendida sobre tu vida, presto a recibirte y demostrarte su amor.
“Por estar tan enfocados en nuestra necesidad, es que no nos percatamos de Dios y su inalterable fidelidad; es por eso que cuando todavía una prueba no hemos superado, lo primero que pensamos es que Dios nos ha abandonado, pero Él jamás nos ha desamparado, somos nosotros los que nos apartamos de su lado. Cuando parece que Dios se encuentra ausente, es cuando más está presente”.
Humberto Cancio.
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