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“DIOS NO PROMETE PARA CONTENTAR, SINO PARA EJECUTAR”. Números 23:19


Números 23:19 “Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre, para que se arrepienta. ¿Lo ha dicho El, y no lo hará?, ¿ha hablado, y no lo cumplirá?”.


Esta porción de la palabra hace referencia a la respuesta que le dio el profeta Balam al rey de Moab Balac después de haber intentado maldecir por todos los medios al pueblo de Israel sin éxito alguno. En su expresión le deja claro a Balac que Dios no cambia de parecer, ni habla por hablar, lo que él promete lo cumple y que como había bendecido a su pueblo ningún otro lo podría maldecir, ya que sus decretos son irrevocables.


Si nosotros pudiéramos comprender este principio o conociéramos la fidelidad de Dios nos resultaría demasiado fácil confiar.


Muchas personas habrán podido traicionarte, pero eso no quiere decir que Dios también vaya a engañarte, Él no es hijo de hombre para mentir y si algo te ha prometido ten la plena seguridad que pronto te va a cumplir. Dios no usa sus promesas solo para consolar, cuando promete algo es porque lo va a ejecutar.


Recuerdo la historia de un hombre que naufragó en medio del océano pacífico, como pudo fue a dar a una pequeña isla solitaria, donde estuvo por largo tiempo, oraba a Dios para que interviniera por él, pero lo que paso fue que la pequeña choza que construyó se le quemó por completo, renegando aquella noche contra Dios se quedó dormido, al día siguiente lo despertó el ruido de un barco que había ido en su rescate.


Cuando el hombre sube a la embarcación pregunta: “Pero ustedes ¿cómo supieron que yo estaba aquí?” y el capitán le dijo: “Lo que pasa es que vimos las señales de humo que nos hiciste”, pero él no había hecho ninguna señal, solo que el incendio que sufrió su choza levantó una columna de humo que fue fácil de divisar por la tripulación que lo rescató.


Sigue creyendo aunque tu choza se haya quemado, porque seguramente Dios usará esa situación para bendecirte como nunca antes te habías imaginado. Si las puertas se te cerraron no vayas a claudicar, porque Dios es quien tiene las llaves y las puertas que Él abre nadie las puede cerrar.

Aunque la llama de la esperanza se haya extinguido, nunca dejes de creer, porque Dios con el fuego de su Espíritu la puede volver a encender, Jamás dejes de confiar porque, aunque los vientos sean demasiado fuertes, él puede aplacar la tormenta para que a puerto seguro tú puedas llegar.


No le temas a las olas o la bravura del mar, porque si Dios es el capitán de tu barca por sobre las aguas te puede hacer caminar.


Dios quiere que en este día desarraiguemos la duda con determinación, porque la duda no es humildad de Espíritu es orgullo malsano enquistado en el corazón, la persona que duda no solo hace a Dios mentiroso, sino que se hace superior a Dios y mucho más poderoso.


Dios no es hombre para mentir, si algo te ha prometido pronto lo va a cumplir, solo confía y deja que Dios te guíe por el camino que debes seguir, seguro que todo obrará para tu bien, aunque a simple vista nada logres percibir.


“Cuando enfrentamos situaciones que son totalmente contrarias a lo que hemos esperado, tendemos a dudar de aquel en quien hemos confiado, pero Dios no promete algo en lo cual no este acreditado, lo hace porque está totalmente facultado. Las promesas de Dios no son palabras vanas que solo sirven para consolar, sino decretos espirituales que no se pueden revocar”.


Humberto Cancio.



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