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“DIOS NO DEJA SIN CUMPLIR NINGUNA DE SUS PROMESAS”. Josué 23:14


Josué 23:14 “Pronto moriré, como todo el mundo. Ustedes saben en su corazón que nuestro Dios no ha dejado de cumplir nada de todo lo bueno que nos prometió. Todo lo que prometió se ha hecho realidad”.


Josué, aquel que fielmente sirvió a Moisés y a quien Dios le delegó la responsabilidad de introducir al pueblo de Israel a la tierra prometida, estaba ya entrado en años y se encontraba a punto de partir a la presencia del señor.


Dice la palabra que después de haber repartido a cada tribu su porción de tierra, reunió a sus ancianos, príncipes, jueces y oficiales y empezó a darles las últimas instrucciones, en donde enfáticamente también les recuerda que todas las promesas que Dios les había hecho se habían cumplido.


Sería bonito llegar al ocaso de nuestras vidas y poder decir también que todo lo que Dios nos prometió se cumplió al pie de la letra. Esta verdad eterna confirma una vez más que Dios no miente, que él lo que promete lo cumple, pero hay un detalle que no podemos pasar por alto.


El texto es supremamente claro cuando dice que todo lo que Dios prometió se cumplió, es decir: Lo que Dios cumplió fue lo que antes prometió, ¿Esto qué quiere decir?, que no podemos esperar que Dios nos cumpla una promesa que nunca nos ha hecho.


Esta es la razón por la que muchos se pasan toda su vida esperando que Dios cumpla sus promesas, pero ellos no tienen una promesa de parte de Dios. “Dios cumple lo que promete, no lo que no promete”.


Esto es importante entenderlo porque si yo espero que Dios cumpla su promesa, lo que primero debo hacer es asegurarme que tengo una promesa de parte de Dios. Sin una promesa de parte de Dios es imposible tener fe, porque fe es creer que lo que Dios ha dicho es verdad.


Por eso encontramos que la luz no se hizo hasta que Dios dijo: “Hágase la luz”; Ni Pedro se atrevió a salir de la barca hasta que el señor Jesucristo le dijo “VEN”, ni Abraham hubiese salido de su tierra y parentela, si antes Dios no le hace una promesa.


Quien tiene una promesa de parte de Dios ya tiene el 90% de su milagro, el 10 % restante es simplemente, paciencia para saber esperar el tiempo de Dios.


El señor dijo en Deuteronomio 8:3 “No solo de pan vivirá el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”, no dice el texto que el hombre vivirá de la palabra de Dios, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios, eso es muy distinto, es decir: Lo que mantiene con vida la esperanza del creyente en medio del desierto o la adversidad, son las promesas que Dios le ha dado.


Es cierto que a todos nosotros los seres humanos Dios nos ha dado la capacidad de soñar, por eso siempre estamos anhelando alcanzar muchas cosas, pero lo que garantiza que sea hecho, no es lo que usted anhela que Dios haga, sino lo que Dios promete que va a hacer. Es como el que hace un negocio, sino tiene una promesa de compra venta firmada no tiene nada.


Ahora, usted me preguntara: ¿Y dónde puedo encontrar esas promesas? La respuesta es sencilla: En la Biblia, en la palabra de Dios, se dice que en ella hay más de 3.000 promesas que el señor nos dirigió a cada uno de nosotros, aférrese a ellas y viva por ellas.


“Quizá en los últimos días has estado meditando en todas aquellas cosas que un día Dios te prometió, en eso que se te había convertido en tu mayor motivación, pero que, al no verlo cumplido en el tiempo de tu predilección, terminaste creyendo que Dios no cumple o que actúa por emoción olvidando que la verdad absoluta es que Él jamás incumple ninguna proposición”.


Humberto Cancio.


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