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“DIOS ES TAN BUENO QUE NUNCA TE DARÁ ALGO QUE NO TE CONVENGA”. Lucas 11:11-13


Lucas 11:11-13 “¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? 12 ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?13 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”.


En los primeros versos dice la escritura que cuando Jesús acabó de orar, uno de sus discípulos se le acercó y le dijo: “Señor enséñanos a orar como también Juan enseñó a sus discípulos”. Si le estaban pidiendo a Jesús que les enseñara era porque ellos no sabían orar.


Seguramente concluyeron que todo el respaldo que Jesús tenía de parte de Dios era por causa de su profunda comunión con el padre. Jesús se movía en lo sobrenatural por eso echaba fuera demonios, sanaba enfermos, predicaba con autoridad y ellos sabían que en la oración estaba el secreto, pero no sabían cómo hacerlo de la manera correcta.


En todo el capítulo 11 del libro de Lucas Jesús les enseña como orar, pero les hace énfasis en la bondad y generosidad de Dios, por eso les dice en Lucas 11:13 “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”.


En otras palabras, ustedes siendo padres les dan a sus hijos lo que consideran es lo mejor para ellos, bueno, Dios lo mejor que tiene para darnos es su Espíritu santo, el problema es que nosotros le pedimos de todo a Dios menos el Espíritu santo que es en definitiva quien tiene el poder para crear.


La gente pide milagros, pero no piden al espíritu santo que es el que los hace. El espíritu santo es nuestro ayudador, pero ¿cómo puede ayudarnos sino le pedimos ayuda?


Romanos 8:26 “Y de la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”.


Este texto deja claro que nuestra debilidad es que no sabemos orar como CONVIENE; hay cosas que usted y yo queremos, pero el que sabe lo que nos conviene es el Espíritu santo, si dejamos que sea Él quien ore por nosotros tendremos la certeza de estar pidiendo lo correcto para nuestras vidas.


Muchos por no saber orar le hemos pedido a Dios lo que nos parece un pan, sin darnos cuenta que se trata es de una piedra. Otras veces nos obsesionamos con el pescado, sin percatarnos que ciertamente es una serpiente venenosa, muchos se mueren por lo que parece ser un huevo, pero realmente se trata de un peligroso escorpión; por eso es que muchas veces la respuesta a nuestra oración no es un SI, sino un NO rotundo.


A veces nos desanimamos y dejamos de orar cuando no recibimos inmediatamente lo que pedimos en oración, creyendo que Dios está obligado a contestar positivamente todas nuestras peticiones, pero Él no nos dará algo que nos pueda hacer daño, por eso muchas veces no viene la respuesta.


¿Qué significa que el Espíritu santo intercede por nosotros? Significa que Él es quien nos representa y aboga por nosotros ante Dios; haciendo las veces de interlocutor porque los gemidos indecibles son un lenguaje difícil de entender para los mortales, pero fácil de entender para Dios.


Si lo que deseas es que Dios responda tu petición, asegúrate que es el Espíritu santo quien dirige tu oración”.


“La estrategia del enemigo para que no confiemos en Dios hacernos dudar de su benignidad; él sabe que entre más conoces su bondad, más fácil te será confiar en su fidelidad. Ahora, el hecho que Dios no te haya respondido a la mayor brevedad, no significa que Él esté siendo indiferente a tu necesidad. No midas la bondad de Dios por lo que de Él puedas recibir, sino por el amor que en la cruz ya te demostró al morir”.


Humberto Cancio.


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