Hay una verdad eterna poderosa en el libro de Deuteronomio 8:16 “En el desierto te alimentó con el maná que tus padres no habían conocido, para humillarte y probarte, y para finalmente hacerte bien”.
La verdadera liberación del pueblo de Israel no consistía solamente en que ellos salieran de Egipto, sino en que pudieran sacar a Egipto de sus corazones, es por eso que Dios tiene que llevarlos a través del desierto para limpiarlos de todo aquello que pudo haber contaminado sus vidas en aquel lugar.
El pueblo de Dios entre tantas cosas se había acostumbrado durante su cautiverio a tener que trabajar duro para poder conseguir su propio sustento.
La esclavitud en la que vivían los volvió autosuficientes, es por eso que antes de introducirles en la tierra prometida, Dios les lleva primero al desierto, para que entiendan que es Dios el que provee.
Claro que hay que trabajar pero reconociendo que es Dios el que recompensa nuestro trabajo esto es lo que permite que nos mantengamos humildes.
El hombre siembra, pero el que hace prosperar la tierra es Dios. El hombre se alista para la batalla, pero Dios es él que le da la victoria. No hay cosa que mas frene la bendición de Dios que el corazón arrogante que cree que sin Dios todo lo puede alcanzar en la vida.
Escucha esto: “Cuando Dios te lleva por el desierto no es porque quiera eliminarte, sino porque desea sustentarte”.
Humberto Cancio.
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