Jeremías 32:40 “Y haré con ellos pacto eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí”.
Uno de los más grandes temores que el pueblo de Israel arrastró consigo luego de su liberación, después de los setenta años del exilio en Babilonia, era el de volver a ser esclavizados nuevamente.
Y es que incluso nosotros podemos ser muy espirituales, pero después de haber sufrido un duro revés en la vida, lo que menos queremos es tener que pasar por lo mismo. Eso por un lado es bueno porque nos garantiza la no repetición del error cometido; el problema es cuando permitimos que el percance sufrido nos marque para toda la vida de tal manera que no lo volvamos a intentar, por miedo a volvernos a equivocar.
Ese mismo temor es el que hoy día no nos permite vivir la vida al máximo, ni mucho menos disfrutarla a plenitud, por estar presintiendo todo el tiempo que lo peor pueda volver a pasarnos y que en cualquier momento la dicha se nos pueda acabar.
Por eso uno encuentra personas que, por ejemplo, no disfrutan el empleo que tienen, porque temen que en cualquier momento los puedan despedir, otros que por miedo a que les vuelvan a traicionar deciden que lo mejor es no volverse a enamorar y están los que por temor a fracasar, ya ni siquiera lo quieren volver a intentar.
El miedo a que las cosas salgan mal y quedarte sin nada es el principal miedo que debes enfrentar si realmente deseas hacer cambios importantes en tu vida.
A todos aquellos que han estado sintiendo este tipo de temor el señor les dice hoy a través de esta verdad eterna…. Jeremías 32:40 “Y haré con ellos pacto eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí”.
El Dios creador de los cielos y de la tierra se compromete con nosotros a hacernos bien por toda la eternidad. No habiendo uno más grande que Él, jura por sí mismo que no se retractara del bien que nos ha prometido. En otras palabras, no temas porque yo me comprometo contigo a mantener la bendición sobre tu vida por siempre.
Dios no promete que nos va a bendecir, un día, una semana o 10 años, sino toda esta vida y la otra. Esta verdad eterna que nos ha sido revelada tiene que desarraigar por completo de nuestros corazones el temor a estar pensando que Dios se va a retractar de las bendiciones que le prometió, deje de estar pensando que Dios le va a quitar lo que le dio, o que lo va a regresar a Egipto por el mismo desierto por donde lo llevó a la tierra prometida.
Oro para que ese temor que nos esclavizaba sea reprendido de nuestras vidas en el nombre poderoso de Jesús y que a partir de este día podamos disfrutar la vida sabiendo que Dios, no se va a arrepentir de hacernos el bien como se comprometió. Yo lo creo y ¿usted?
“Una de las razones por las que muchas veces no disfrutamos de las bendiciones de nuestro creador, es por el temor a que en cualquier momento se arrepienta y nos quite su favor; pero lo cierto es que cuando Dios promete a una persona bendecir, no cambia de parecer, ni hay poder en el universo que lo haga desistir. Dios nunca quita y si lo hace, cuando devuelve multiplica”.
Humberto Cancio.
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