“A veces estamos tan obsesionados con la perfección, que no nos perdonamos la mínima equivocación; pero Dios no llama perfectos sino a gente de humilde corazón. Si alguna vez en la vida te llegaras a equivocar, no permitas que la culpa y la condenación te limiten en tu andar, porque Jesús prefirió la cruz a tenerte que condenar”.
Humberto Cancio.
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