Hechos 27:23-25 “Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, 24 diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo. 25 Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho”.
A pesar de haber sido advertido del peligro que corría en Jerusalén, el apóstol Pablo siguió adelante con su obra evangelizadora y efectivamente en aquel lugar lo arrestaron poniendo fin así a su tercer viaje misionero.
De Jerusalén es llevado preso a Cesarea donde duró dos años encarcelado. Dice la palabra que una noche mientras estaba en la prisión, Jesús le dijo en una visión: “Vas a ir a Roma y predicaras en esa ciudad”.
Esta fue la razón por la que un día cuando estaba en el tribunal delante del gobernador Festo, Pablo pidió que lo juzgara Cesar en Roma, así que subieron a Pablo a un barco que iba para Roma en compañía de otros presos.
Como si no fuera suficiente con el calvario que ya estaba padeciendo, cuando estaban en el mar se levantó una fuerte tormenta que duró muchos días y que amenazaba con hundir el barco. Todos pensaron que iban a morir, pero Pablo les dice: “Señores, un ángel me dijo en un sueño: “No tengas miedo llegaras a Roma y todos lo que están en el barco se salvaran, así que tengan valor no vamos a morir”.
Esto es interesante. Pablo quien iba en el barco no como su capitán sino en calidad de preso era el que les estaba dando ánimo a todos. Pablo que pudo unirse al lamento generalizado de todos los que viajaban en aquella embarcación, se terminó convirtiendo en una voz de aliento y esperanza en medio de la aflicción.
Pero ¿Qué fue lo que marcó la diferencia? Que mientras se angustiaba el resto de la tripulación, Pablo lo que hacía era aferrarse a la oración. El ángel que se le apareció en visión había sido la respuesta a su intercesión.
Sin embargo, suele ocurrir que muchas veces nosotros en medio de un problema nos angustiamos, nos llenamos de temor, entramos en desesperación, pero no buscamos a Dios en oración cuando esto es lo primero que deberíamos haber hecho.
Dos cosas les dijo el ángel de Dios, que estoy plenamente convencido son las mismas dos cosas que Dios también nos dice hoy, sin importar lo fuerte que pueda ser la tormenta que podamos estar enfrentando:
1 “No tengas miedo llegarás a Roma”: En otras palabras no temas porque mi propósito contigo no ha terminado, el hombre de Dios es inmortal hasta que cumple el propósito de Dios en esta tierra así que no temas porque nada podrá evitar que hagas lo que Dios te mando a hacer.
2 “Todos lo que están en el barco se salvarán, así que tengan valor no vamos a morir”. En otras palabras, de que te preocupas, si nada malo les va a pasar, de esta tormenta van a salir ilesos, de esta prueba van a salir, pero fortalecidos en la fe.
Si usted estudia la palabra encontrará que efectivamente Pablo y toda la tripulación se salvaron como Dios lo prometió y lo mismo pasar con usted, así que no tiene nada que temer.
“Hay momentos en donde nos sentimos incapaces de superar los obstáculos que estamos enfrentando, que hasta llegamos a pensar que a Dios le ha quedado grande lo que nos está afectando. Pero, aunque estés notando que con el pasar del tiempo todo se te va agudizando, tu crisis no terminará mal, porque Dios es tu salvador y siempre te estará cuidando”.
Humberto Cancio.
Comments